
El potasio es un electrólito esencial que regula la actividad eléctrica del corazón, los músculos y los nervios. Una deficiencia de potasio, conocida como hipopotasemia, puede afectar el funcionamiento del cuerpo de formas sutiles pero significativas.
1. Calambres musculares frecuentes: El potasio regula la contracción y relajación muscular. Su deficiencia provoca espasmos, rigidez y dolor muscular, sobre todo tras el ejercicio o durante la noche.
2. Fatiga constante: Cuando el cuerpo tiene bajos niveles de potasio, las células no generan suficiente energía, lo que lleva a una sensación de agotamiento físico y mental.
3. Palpitaciones y arritmias: Un nivel bajo de potasio puede alterar el ritmo cardíaco y aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares, como taquicardias o incluso paro cardíaco en casos graves.
4. Estreñimiento persistente: El potasio también ayuda al funcionamiento del sistema digestivo. Su deficiencia puede ralentizar el tránsito intestinal, generando molestias digestivas.
5. Mareos o debilidad: Un desequilibrio electrolítico afecta la presión arterial y la estabilidad, provocando desmayos o pérdida del equilibrio, especialmente al levantarse rápidamente.
6. Cambios de humor e irritabilidad: El potasio afecta directamente a la transmisión de los impulsos nerviosos, lo que influye en el estado de ánimo y la capacidad para lidiar con el estrés.
7. Hormigueo y entumecimiento: Especialmente en manos y pies, debido a la alteración de la función nerviosa. Puede confundirse con otras condiciones neurológicas.
Causas comunes: Uso prolongado de diuréticos, sudoración excesiva, diarreas, dietas restrictivas o insuficiencia renal.
Prevención: Consumir alimentos ricos en potasio como plátanos, aguacates, papas, espinacas y legumbres. En casos de deficiencia severa, se recomienda suplementación bajo control médico.
Reconocer los signos de una deficiencia de potasio es clave para prevenir complicaciones graves. Una dieta equilibrada y atención a los síntomas pueden ayudarte a mantener una salud óptima.